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Una pantalla que marca la diferencia en el aula

Las pantallas interactivas T-Line de Philips tienen el poder de transformar la enseñanza y el aprendizaje tradicionales. Franck Trossen, director de cuentas internacionales de PPDS, lo explica.

Se prevé que el mercado de la tecnología educativa duplique su valor hasta más de 40 900 millones para 2022, por lo que el papel de la tecnología en las aulas no solo es en un componente esencial para la educación, también es un factor decisivo para los padres y estudiantes a la hora de elegir su colegio, instituto o universidad.

La responsabilidad, ya sea en la educación primaria, secundaria o superior, de proporcionar los mejores entornos de aprendizaje para que los estudiantes puedan alcanzar su máximo potencial es vital. Además, encontrar la solución adecuada y obtener el máximo retorno de la inversión en tecnología nunca ha tenido tanta importancia.

Con el aumento del tamaño de las clases, la diversidad de capacidades, la creciente demanda de matriculación en educación superior, que se espera que se duplique hasta alcanzar los 265 millones de personas en 2025 y llegue a los 600 millones en 2040, además del enfoque híbrido impuesto por la pandemia actual para impartir educación de forma simultánea en el aula y online, la tarea de proporcionar una experiencia de aprendizaje coherente e inclusiva es fundamental.

Vuelta al punto de partida

El desarrollo del carácter, el aprendizaje colaborativo y el pensamiento creativo son ingredientes clave para que cualquier entorno de aprendizaje prospere. Los estudiantes deben sentirse capacitados e involucrados. Eso es lo que ha inspirado la creación de T-Line de Philips, una nueva gama de pantallas táctiles HD creadas desde cero, en estrecha colaboración con docentes y grupos de estudiantes para satisfacer las necesidades existentes, actuales y futuras del sector educativo.

A primera vista, T-Line puede parecer otra pantalla táctil HD educativa de alta calidad que se ejecuta en Android, pero es mucho más que eso. Hemos adoptado un enfoque revolucionario en lugar de evolutivo, por lo que hemos reinventado la forma en que se llevan a cabo y se logran la enseñanza y el aprendizaje interactivos. De esta forma, cualquier espacio se convierte en un entorno de aprendizaje verdaderamente colaborativo, atractivo e inspirador. Parece un disparate publicitario, ¿verdad? Permíteme que lo explique.


Interactividad instintiva en todos los ámbitos

Es posible que hacer que los estudiantes participen sea uno de los mayores retos a los que se enfrentan los docentes. De hecho, según algunos psicólogos, la capacidad de atención del alumno medio puede ser de tan solo 10 minutos durante una clase.

¿Por qué? Hoy en día, el mundo está repleto de distracciones digitales. De hecho, se prevé que el número de dispositivos "IoT" conectados en todo el mundo alcance los 50 millones durante 2020. Nuestros cerebros están cada vez más sobreestimulados, lo que hace difícil, y casi antinatural, concentrarse en una única cosa. Pasar de estar concentrado en varias cosas a una mentalidad más adecuada para un aula, que tradicionalmente exige silencios inactivos y toma de notas, puede resultar complicado.

Para solucionar este problema, tenemos que incorporar soluciones digitales conocidas en el aula. Según las estadísticas, el 65 % de la población tiene memoria visual, lo que indica la necesidad de una representación visual más avanzada de la información. Por tanto, las pantallas interactivas son la clave para proporcionar la solución más sencilla, eficaz e inclusiva, ya que ofrecen a las personas la oportunidad de asimilar información en varios formatos (audio, imágenes y vídeo), lo que garantiza que las clases sigan siendo un hervidero de actividad creativa y energía. Con Android integrado en la T-Line de Philips, la familiaridad instintiva es inmediata.

Colaboración global en el aula

¿Una clase de estudiantes repartidos por todo el mundo? ¿Los docentes no pueden asistir físicamente? ¿Es necesario traer al aula expertos desde muy lejos? Estos escenarios se hicieron realidad en 2020 y, con T-Line, todo es posible.

PPDS ha adoptado un enfoque BYOD, comparable al de una sala de reuniones moderna, que permite compartir el contenido de la pantalla en tiempo real directamente en el dispositivo personal de un estudiante, ya sea un portátil Windows, un iPad, un Chromebook o un smartphone. Y lo que es aún mejor, los estudiantes pueden interactuar activamente con la pantalla principal, así como manipular o mostrar su propio contenido a la clase, desempeñando un papel activo en la lección sin abandonar sus asientos. Y, para aquellos estudiantes con dificultades para centrar su atención en la parte delantera del aula, ya sea por problemas de visión o porque necesitan ayuda porque tienen necesidades educativas especiales, la pantalla ya no tiene que ser el punto central del aula.

Esto no se limita al espacio físico. El uso compartido de la pantalla en tiempo real, junto con la funcionalidades multiplataforma, de videoconferencia y de audio, permite a los estudiantes y tutores que no pueden estar en el aula unirse y contribuir de forma remota sin problemas. Con decenas de miles de estudiantes actualmente aislados debido a la COVID, esta oferta proporciona un posible salvavidas estén donde estén.

Las videoconferencias también abren innumerables oportunidades para que los tutores organicen presentaciones de oradores desde cualquier parte del mundo, lo que añade más valor y disfrute a una lección, sin los inconvenientes ni costes añadidos de organizar una visita física.

Como dijo una vez Malcom X: "La educación es el pasaporte hacia el futuro, el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él en el día de hoy".

Obtén más información sobre el completo ecosistema de soluciones educativas de PPDS, incluida la digital signage, aqui.

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